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  • Posted by : Candy Zapata



    Pienso en las mujeres de siglos pasados que ingerían vinagre para cultivar su palidez y sus ojeras, en las que se daban fricciones con mercurio, o las que se depilaban la mitad de la frente para alargar de manera interesante sus fracciones y mostrar la delicada curva del cráneo. Pienso en las deformidades y dolores que causaban los corsés, en la falta de oxigeno y en la pesadez de arrastrar un miriñaque. Pienso en los pies vendados de las mujeres chinas, en los collares que alargaban y descoyuntaban el cuello y en los tatuajes rituales de algunas tribus africanas. Pienso en las grandes bellezas de la historia, y en cómo existía algo que las convertía en mujeres peculiares, fuera su inteligencia, su ambición o su destino trágico. Pienso en las barbaridades cometidas en el nombre de la belleza, la virginidad o el papel de la mujer, y ninguna, salvo la ablación, me parece más extrema,más dolorosa y grave que la actual obsesión por la delgadez y la juventud.


    Las consecuencias son terribles: operaciones estéticas, no siempre con los resultados esperados y nunca eternas, enfermedades mentales, trastornos alimenticios que alteran la vida normal de los pacientes y pueden conducir a la muerte, insatisfacción, infelicidad, expectativas no cumplidas. Un número inmenso de mujeres y un sector creciente de hombres atrapados en una carrera contra el tiempo y contra el peso, una negación continua de lo que son, por constitución y hábito, y lo que serán, por experiencia y capacidad de sobrevivir. Se desconoce el origen de la anorexia y la bulimia.
    después de años se ha llegado a la conclusión de que se trata de enfermedades causadas por una multitud de factores, y que el grupo de riesgo lo forman mayoritariamente mujeres y jóvenes. Se da, por lo tanto 
    una doble discriminación: no se presta demasiado interés real a las necesidades y preocupaciones de los adolescentes, aunque si les dedica mucha atención, y se dan pocas de estas circunstancias se condenan adecuadamente. No se cuenta con el apoyo decidido de los gobiernos, ni con enmiendas de las empresas implicadas. La insatisfacción genera consumo, la inseguridad ha sido una tara propia de las mujeres, inculcada cuidadosamente en ellas por los hombres y las demandas de una sociedad inmovilista. La insatisfacción, y su hermano gemelo, el ansia de perfección, matan. Nadie alerta de ello.
    Ni siquiera una plaga contemporánea, como son los trastornos alimenticios,

    han despertado más que tibios procedimientos, reacciones insuficientes que no hubieran llegado a nada sin la constancia de las enfermas y de sus familiares: la regulación de las tallas, o la hospitalización forzada de las afectadas han sido, entre otras, producto de esa lucha.
    las chicas han sido históricamente consideradas como seres lindos y descerebrados, poco fiables y que se serenarán por si mismas con el paso de los años. 
    Se asume que las niñas pasarán por una etapa de llanto, recriminaciones, exigencias, insatisfacción con el propio cuerpo y oscilaciones hormonales. Y eso era todo.

    Al menos la anorexia gozaba de cierta visibilidad: las niñas se negaban a comer hasta agonizar, convertidas en esqueletos de ojos obstinados, o sin llegar a esos estemos condicionaban la vida familiar hasta que resultaba insoportable. La bulimia se nutre en el secreto, en la angustia callada, en una represión de las emociones, en un crecimiento interno de la infelicidad y la vergüenza. En el exterior,nada ocurre: en muchos casos la chica es sociable, alegre, responsable. No aumenta o disminuye de peso. La bulimia carcome de manera discreta, y lija el interior de las enfermas hasta dejarlas huecas. "Ese Hueco sólo puede llenarse de comida"

    A los ojos de la sociedad en general no siempre resulta sencillo diferenciar entre bulimia y anorexia. Las dos son alteraciones de la conducta relacionada con la comida, las dos afectan a mujeres jóvenes, las dos provocan pérdidas y modificaciones de peso. Para colmo, algunas de las enfermas tras haber padecido anorexia, caen en la bulimia. Sin embargo, son dolencias que se originan de manera distinta, y necesitan también un tratamiento diferente y específico.
    Por lo general, el inicio de la anorexia es anterior en edad al de la bulimia, que

    comienza, por media, tres o cuatro año más tarde. Mientras que pacientes con anorexia presentan un bajo peso, debido al escasísimo consumo de alimentos y a la dieta, cada vez mas restrictiva, entre las que padecen bulimia puede darse una tremenda variación, que oscila de la delgadez casi anorexica a la obesidad.
    Las personas con anorexia pueden darse atracones, o presentar conductas bulimias, mientras que los atracones son constantes en las mujeres con bulimia, que ocasionalmente pueden ayunar, como las enfermas de anorexia.
    Lo que iguala ambos trastornos es que las consecuencias para la salud son muy graves, y en más ocasiones de las que se desearía, crónicas.
    No existe una medicación infalible para estas dolencias. El tratamiento dura varios años, exige la colaboración de expertos en nutrición, médicos y psicólogos, la involución de la enferma y la familia; y aun así, una parte significativa de las chicas no se recuperan.
    La prevención es por lo tanto el único medio efectivo para evitar la enfermedad. En la actualidad pocas ignoran lo que supone restringir la alimentación o comer sin control gracias a los medios de comunicación y redes sociales, pero también esos mismos medios de comunicación nos venden la delgadez como símbolo de belleza.
    Esta es mi pequeña reflexión; cada cuerpo, tiene su particular constitución, poseen un encanto propio.  La belleza se ve realzada por una mirada, una personalidad afirmada, una felicidad propia. Al fin  y al cabo, ¿quién, en esta sociedad, no desea ser hermosa? ¿ Quien no desea ser feliz?.

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