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Posted by : Candy Zapata
Por situaciones de la vida mis padres me tuvieron que dejar a cuidados de mi abuela materna; Mi segunda mamá, mi abuela Isabel. Ella me enseñó a ser la que soy, a valorar las cosas que uno tiene a través de sus historias vividas.
La historia que os voy a relatar me encantaba que me la contase mientras yo me quedaba dormida; le quité el puesto a mi abuelo y las dos siempre dormíamos juntas:
En la época del hambre, garrapatas y chinches de Palma del Río. Cualquier oficio servia para obtener alguna "perra gorda".
En la palma de antes cuando mi abuela era aun pequeña había señores que se paseaban por las calles empedradas pregonando su mercancía (aguador, afilador, hortelano, chatarrero......). Uno de esos hombres lo hacía con un saco al hombro en el que guardaba un hueso de jamón; también lo llamaban el hombre del saco. Iba pregonando "el sustanciero, el sustanciero". Siempre había alguna mujer que lo llamaba, el entraba en su casa, desenfundaba el jamón y lo metía tres o cuatro veces en el puchero que se estaba cocinando. Se suponía que eso dejaría el sabor del jamón en el caldo. Por este servicio aquella señora le pagaba una o dos "perrachica" según la calidad y grosor del hueso del jamón. Y así el pobre hombre se ganaba la vida.
*Aguaillo; mezcla de cebolla finamente picada con aceite, vinagre, sal y agua hasta llenar la panza del hambriento.
Me pregunto:
Como decía mi abuela Isabel, el hambre es un puente para la imaginación. Cuantas noches abra cenado "aguaillo" para engañarla.
- ¿Si realmente el jamón dejaba el sabor en el caldo del puchero?
- ¿Cuantas veces usaba este pobre hombre el jamón hasta tirarlo?
- ¿ De donde sacaría el hueso de jamón en esos tiempos?
- ¿Que situación lleva a un hombre a tener la capacidad para buscar esta manera de ganarse la vida?
*Aguaillo; mezcla de cebolla finamente picada con aceite, vinagre, sal y agua hasta llenar la panza del hambriento.