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Posted by : Candy Zapata
Con cada persona que forma parte de nuestra vida
establecemos un acuerdo de alma. Esto significa que mucho tiempo atrás, en el
reino de las “HADAS”, prometimos tener un encuentro especial. Compartir la vida, modelar la experiencia, completar otra alma, al unirnos con ella en esta vida terrenal.
Los acuerdos entre las hadas son compromisos para el
crecimiento del alma en conjunción con otra. De ésta manera, emprendemos el
viaje hacia un estado de consciencia y apertura total que los místicos
denominan, Iluminación.
Estos compromisos son el motivo por el cuál en ocasiones,
sentimos una extraña conexión
con otra persona, otras veces no entendemos que
alguien con carácter difícil forme parte de nuestra vida. O nos preguntamos
simplemente por qué recorremos la vida junto a alguien, como si existiera un
acuerdo tácito, que a su vez puede terminarse abrupta-mente.
Como miembros de ésta comunidad de hadas reunidas en la vida
sobre la tierra, hemos acordado no sólo recordar a los demás sobre el estado
puro original, sino también realizar todo lo posible dentro de la existencia
humana, infinitamente cambiante, con el fin de asegurar el crecimiento de
nuestra propia alma y las de los demás.
Algunas personas vienen al mundo para ser bellas y fuertes,
otras para ser complicadas o
raras, algunas para morir jóvenes y enseñarnos a
través de la desolación de tan terrible pérdida, otras, para vivir muchos años
e instruirnos mediante su sabiduría.
Sin embargo, no importa cuál sea nuestro rol.
Todos formamos parte de éste gran mundo de hadas que
principalmente consiste en recordar nuestra esencia eterna y dirigir nuestros
actos hacia la unión final.
Es así que a cada persona que conocemos, en situaciones
buenas o terribles, breves o duraderas y cada relación de la que formamos parte
representan una pequeña
escena en el eterno conjunto humano, cuyo fin, es el desarrollo del alma.
Al advertir ésto, uno podrá asombrarse y comprender que cada
persona presente en nuestra vida tiene un importante propósito, el de entrar en
contacto con nuestro mundo de hadas y hacerla crecer.
Que cada relación existe para agudizar la consciencia de
nuestra alma.
Así, ya nadie nos resulta extraño, ninguna relación puede
verse como un error o un fracaso.
A la luz del espíritu, comprendemos que estamos cumpliendo
nuestro rol, en miras a la realización de un plan perfecto y eterno.
Así que nadie puede malograr tu mundo de hadas, solamente tú y tú solo buscas tu felicidad.