Se tiene que lidiar con la realidad, en lugar mediante veces
fría, tibia y caliente llamada "mundo real".
El dolor que usted
siente puede ser para ti, las peores dolores que existen (Dolores de
parto, muchas veces, por cuenta de algo, o alguien que se alejó de tu vida.
Dolor)
Pero nuestros organismos no suelen reaccionar sintiendo dolor para decir
que el problema está afuera. El problema está aquí dentro. El dolor sólo está
ahí para avisarte que algo anda mal. Y ese algo eres tú, por completo. Es tu
mente.
Se tiene que mudar a otra dimensión, otra realidad, otra
vida que se adapte. Que se adapte a ti y a tus metas.
Hay que elegir el dolor que te lleve la realidad con más
fantasía.
Tiene que aceptar, que algunas veces las cosas no son como
queremos que sean y que por eso es más inteligente aprendemos a ir dignamente
en medio de las situaciones, que negar los hechos para confortarnos nuestros
corazones. La vida está ahí para ser vivida, y el dolor forma parte de ella. Y
eso no tiene como dejar de sentir, como otros sentimientos. El cerebro no creó; pero solo tu mente puede consolarse verla.
Tiene que sentir. Así que siente. Se siente como si el mundo
fuera a acabarse, ahora, en este instante. Siente como sentirse fuera la única
salida de tus problemas. Pero siente tanto que, de tanto sentir, una hora tú
problemas expresando el dolor y, con eso la hace parte de ti. El dolor es parte
de tu historia, de tu vida, de tus problemas y de tus logros. El dolor es más que
sólo una parte de ti; ella eres tú mismo en otro estado. Aceptada. Te acepta.
Hay que saltar a otra. Porque este dolor ya dio todo lo que
tenía que dar, ya te enseño lo fuerte que eres y ha demostrado que usted es
perfectamente capaz de enfrentarla. Este dolor ya ha servido a tu propósito
mayor; demostrarte que aunque no pueda tener lo que quieres, tú eres más
fuerte de lo que crees ser, estás más fuerte que antes y, por encima de todo.
Hay que saltar al siguiente capítulo de tu vida.
Hay que crear un nuevo capítulo con otros dolores, es
cierto, pero con placeres que tú ya verás si te desapegarse y ese sufrimiento
gratuito y que, tú sabes, no te llevará a más ningún lugar.
Hay que hablar que ya dio lo que tenía que dar y hablar que
venga la próxima.
