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  • Posted by : Candy Zapata

    Cuando Rita Levi-Montalcini trato de conciliar dos aspiraciones inconciliables –según el gran poeta Yeats–: perfección en la vida o perfección en el trabajo, se decantó por la imperfección en la vida y en el trabajo. Y al descubrir el placer que le procuraban vivir y trabajar, descubrió que eso, la imperfección, era lo que más se avenía a la naturaleza humana. Su vida –mujer, y científica, y de origen judío– es una odisea que recorre el siglo xx y parte del xxi. Elogio de la imperfección es su autobiografía, un balance de la trayectoria profesional y vital –de más de cien años– de la científica y la mujer. (Elogio de la imperfección)
    Nacimiento       
    22 de abril de 1909
    Fallecimiento   
    30 de diciembre de 2012
    (103 años)
    Bandera de Italia Roma, Italia
    Causa de muerte           
    Causas naturales
    Residencia         
    Estados Unidos
    Nacionalidad    
    Italiana
    Educación
    Alma máter       
    Universidad de Turín
    Información profesional
    Área  ( Neurología )
    Conocida por    
    Factor de crecimiento
    Cargos ocupados            
    Senador vitalicio (2001–2012)
    Empleador        
    Universidad Washington en San Luis
    Miembro de     
    Royal Society
    Academia Nacional de Ciencias
    de los Estados Unidos
    Academia Estadounidense
    de las Artes y las Ciencias
    Academia Pontificia de las Ciencias
    Academia Nacional de los Linces
    Academia de Ciencias de Francia
    Distinciones      
    Premio Nobel en 1986,
     Medalla Nacional de Ciencia
    de Estados Unidos en 1987
     Los progresos que se están haciendo y se harán para curar el Parkinson y Alzhéimer se deben a los descubrimientos que hizo Rita Levi Montalcini, Nobel de medicina, fallecida este domingo en Roma, a la edad de 103 años. Será enterrada en forma privada en Turín, ciudad donde nació. En su testamento ha dejado todo su patrimonio personal a la investigación científica.

    Estaba ya casi ciega y sorda, pero mantenía una lucidez de cerebro que le ha permitido trabajar hasta el final de una vida marcada por la pobreza inicial de medios de investigación, el Nobel (1986), el Holocausto del que se libró gracias a una camarera y, sobre todo, la rebelión contra un destino que a principios del siglo pasado le habría condenado a ser “ama de casa, esposa y madre”. “Yo no seré nunca esto”, dijo un día a su padre, matemático, que ella había definido como “padre-patrón”. Durante toda su vida ilustró las investigaciones con originales dibujos propios y vestía elegantes modelos que ella misma había diseñado.


    Hasta el final de su vida tuvo que “limosnar”, como decía, los 90.000 euros anuales para seguir con las investigaciones neurológicas, que llevaba a cabo en el EBRI (European Brain Research Institute), del que era presidenta. Una de sus últimas firmas la puso en un llamamiento al gobierno de Mario Monti para que no se suprimiese el “criterio de mérito” en la asignación de los fondos destinados a los investigadores menores de 40 años, muchos de ellos discípulos suyos. “No suprimáis el futuro de tantos jóvenes investigadores que cultivan la esperanza de trabajar en Italia”, escribió la “señora de la ciencia”, come le llamaban en Italia a Rita Levi Montalcini.

    Crecimiento de las células nerviosas

    Tras licenciarse en medicina en Turín, se dedicó a estudiar el sistema nervioso y en 1947 descubrió el factor que determina el crecimiento de las células nerviosas del cuerpo (Nerve Growth Factor, NGF), que le valió el Nobel. El crucial descubrimiento para estudiar y comprender las enfermedades degenerativas lo hizo en la Washington University de St. Louis (Missouri), donde había sido invitada para llevar adelante sus investigaciones, que en Italia no habrían sido posibles a causa del fascismo y de los escasos medios. Su primer laboratorio italiano lo había instalado en su casa con instrumentos rudimentarios, como las cajas de cartón para contener huevos, después de que el régimen fascista le expulsara de la universidad.

    “El objetivo de la vida no es solo amar, sino tener mucha curiosidad, aprender a conocer el mundo que nos rodea y emplear la propia vida en ayudar a quien lo necesita”, explicaba cuando le preguntaban por el secreto de su longevidad. Añadía que su inteligencia era “más que mediocre” y que sus “únicos méritos han sido el compromiso y el optimismo”.

    Senadora vitalicia

    En 2001 el entonces presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, le nombró senadora vitalicia, cargo al que se dedicó con tenacidad en medio de sus numerosos compromisos científicos. “Es el cargo más alto que haya recibido”, dijo. Los conservadores (PDL) liderados por Silvio le tomaron el pelo con mucha frecuencia en pleno parlamento, porque con su voto sostenía al gobierno progresista de Romano Prodi. Lo hacían al grito de “te llevaremos a tu casa con las muletas”, a lo que ella respondía que “las muletas del régimen sois vosotros”.

    Ha sido presidente del Instituto de la Enciclopedia Italiana Treccani y miembro de prestigiosas academias como de Lincei, la Pontificia, la National, la Royal Society y era presidenta honorario de la asociación italiana de esclerosis múltiple. Había creado una fundación personal sin fines de lucro y otra dedicada al desarrollo tecnológico de las jóvenes africanas.

    Rita Levi Montalcini, en una rueda de prensa cuando cumplió 100 años.



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