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Posted by : Candy Zapata
En primer lugar muchas gracias a todas y todos y en especial a Ana Belén Santos, concejala de igualdad del Ayuntamiento de Palma del Río, por haberme permitido expresar mis experiencias a las mujeres palmeñas que estuvieron el pasado sábado 25 de marzo en las jornadas de convivencias de mujeres.
Para poder hablaros de mi experiencia de una bloguera, permitirme que os comenté una
cosa; quien era y en que se ha convertido Candy Zapata.
Siempre he sido una mujer que tenía las ideas muy claras. Nunca me podía quedar de brazos cruzados antes la injusticia
hacia mujer, así que decidí ayudar
aportando lo que yo pudiera en muchos movimientos sociales de esta ciudad.
Este rabo de
lagartija, como dice mi marido necesitaba
más, me puse de vicepresidenta de la asociación vecinal LLano la Era, en el Barrio Soledad.
Gracias a los cursos
que se imparten desde el centro de la mujer, a principios del año
pasado me metí en el mundo de los blog; escribiría temas
enfocados a la mujer.
A ese BLOG lo llame NOTAS DE UNA MUJER LLAMADA CANDY. Actualmente tengo 11.400 seguidores en facebook, y la cosa va en aumento.
Bueno ya estamos en el punto que yo quería llegar.
En mi blog también quería recoger historias de mujeres del
pueblo, Gracias a Ana Belén Santos y a Esperanza Caro de la Barrera lo conseguí. Empecé a ir a la escuela de adultos para entrevistarme con muchas de vosotras; ha este proyecto lo llame FORTALEZAS PALMEÑAS. A lo largo de las entrevistas me encontré un
gran problema, no podía llegar a todas, eso me causo frustración, rabia, me
hundí y abandoné el proyecto.
Sin darme cuenta mi
enfermedad empeoró y decidí dejarlo todo, hasta mi querida asociación Llano la Era. Pasaron unos meses y por la simple acción de haberlo dejado
todo y de no identificarme con ningún color políticos había conseguido que esas mujeres que antes huían de mí, ahora
me buscasen. En esos días Candy Zapata resurgió de sus cenizas, había
conseguido mi meta. Entonces me declaré REPÚBLICA INDEPENDIENTE Y MÁS FEMINISTA
QUE NUNCA.
Empezaron las tardes de café; una contaba sus vivencias a lo largo
de su vida y la otra o sea yo iba aprendiendo a.
- Que de los errores se aprende.
- Que no hay nada imposible.
- Que la necesidad te hace más inteligente.
- Que para quitar el patriarcado debemos educar a nuestros hijos por igual a igual.
- Que una mujer si quiere va reeducando a su marido para que colaboren en las tareas de la casa utilizando la palabra TENEMOS QUE FREGAR LOS PLATOS, y quitar de nuestro vocabulario, CARIÑO ME AYUDAS A FREGAR LOS PLATOS ¿Habéis visto la diferencia?.
- Que las mujeres decidimos como queremos vestirnos, podemos ir desde con camisa y vaqueros hasta con un gran escote.
Nunca olvidare la primera entrevista, y os la quiero leer.
María; en mi casa ahora mando yo. Fortalezas Palmeñas.
Estaba dando un paseo por el mirador del Genil, cuando a lo
lejos siento una voz “Preciosa que haces tú por estos rincones”. Miré y vi a
una señora mayor sujetando su andador para poder caminar más fácilmente. Me
acerque y era María; la vecina de mi abuela. Nos abrazamos y empezamos a contarnos
nuestras vidas.
Le dije que me había metido en un proyecto con las mujeres de
pueblo “Fortalezas Palmeñas”. Me miró y muy seria me dijo que en ese proyecto
tenía que estar. "Tengo que contar que yo sola pude romper el machismo de
mi casa".
Mira tesoro me casé muy joven y muy enamorada de mi marido.
Con tan solo treinta y cinco años era madre de cinco hijos; cuatro varones y
una hembra.
En mi hogar las esclavas éramos mi hija y yo.
Los niños junto a mi
marido eran los príncipes del reino.
No se levantaban ni a por un vaso de agua.
Si me quejaba de la educación que se impartía en nuestra
casa, esa noche era un infierno. Nunca me puso la mano encima, pero psicológicamente me hundió.
“Las mujeres sois concebidas para ser sirvientas de la casa”,
“Mi madre no se quejaba y éramos diez hombres contando con mi
padre, así que no te quejes tú”,
“Cállate la boca y vete a la cocina que es tu lugar junto a
tu hija”; esas frases de las veces que me la había dicho nunca las
podré borrar de mi cabeza y otra que me las callo por vergüenza.
Me quedé viuda muy joven. Mi marido se murió de un infarto. Lloré lo que tenía que llorar por su perdida y me dije para
mí misma: “En mi casa tiene que cambiar las cosas o esto puede ir a
peor”.
Reuní a mis hijos y les dije: Ahora tras la muerte de vuestro
padre todos tenemos que arrimar el hombro.
Los mayores y yo
tendremos que buscar más faena en el campo pues nos hace falta el jornal de
vuestro padre. Así que aquí todos
"pencaremos" en hacer las tareas del hogar.
Todos me miraron, los mayores me echaron genio y el más
pequeño se calló.
Me armé de coraje y volví a decir que yo era la matriarca del
hogar y se hacía lo que yo dijese, sino puerta.
Ahora tengo setenta y cuatro años. Estoy muy orgullosa de como mis hijos tratan a sus mujeres y
la educación que le están dando a mis nietas y nietos. Candy no quiero morir sin que se sepa; lo conseguí yo sola. "Como me trataba a mí mi marido no quería que les pasase a mis
nueras ni a ninguna mujer".
Que mi ejemplo sirva para aquellas que les hace falta solo un
empujón para que cambien sus vidas en el núcleo familiar.
En definitiva a través de esos encuentros con vosotras me
hicieron crecer interiormente.
ASÍ QUE OS QUIERO DAR LAS GRACIAS DE TODO CORAZÓN.