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Posted by : Candy Zapata
Inspírate con la historia de vida de Frida Kahlo, la pintora
mexicana que logró conquistar el mundo entero con su obra, personalidad y
estilo.
Frida Kahlo es una de las pintoras latinoamericanas más
reconocidas y emblemáticas del mundo entero. Sus pinturas dejan una huella
dolorosa y mágica en el corazón de quien las mira. Su estilo ha llegado hasta
la portada de Vogue e incluso hoy inspiran las nuevas tendencias. Sus palabras
se han convertido en citas memorables. Su relación con Diego Rivera se
convirtió en una de las historias más dulces y amargas de la historia. Y su
vida es una de las más divertidas, conmovedoras e inspiradoras de todos los
tiempos.
Nació el 6 de julio de 1907, en Coyoacán, México. Fue la
hija consentida de su padre, el fotógrafo e inmigrante alemán Guillermo Kahlo,
con quien creó un lazo muy fuerte.
Desde niña, Frida Kahlo tuvo que aprender a lidiar con el
dolor físico. A los 4 años sufrió de poliomelitis, enfermedad que la obligó a
pasar largos periodos en cama. Para su rehabilitación y a sugerencia de su
padre, la pequeña Frida practicaba fútbol y boxeo, deportes poco comunes y más
para una mujer.
Años más tarde, Frida Kahlo se convirtió en una joven
dinámica, llena de vitalidad, encanto y muchas ideas. En 1922 fue una de las 35
mujeres –de un total de dos mil estudiantes- que ingresó a la Escuela Nacional
Preparatoria de la Ciudad de México. Ahí conoció a intelectuales como Salvador
Novo y floreció su espíritu rebelde y revolucionario, sobre todo cuando formó
parte de “Los Cachuchas”, un grupo de jóvenes que protestaban en contra de las
injusticias del sistema escolar al que pertenecían.
En aquel tiempo Frida Kahlo llegaba a vestirse de hombre,
cortó su largo cabello y lograba romper son los roles que se suponía debían
cumplir las mujeres de la época.
"Y tú bien sabes que el atractivo sexual en las mujeres se acaba voladamente, y después no les queda más lo que tengan en su cabezota para poderse defender en esta cochina vida del carajo".
Por aquellos años, específicamente en 1925, sufrió un grave
accidente cuando viajaba en autobús. Esto la dejó con la columna vertebral
destruida y fracturas en las costillas, la clavícula, el hueso pélvico, la
pierna derecha y la vagina y provocó que tuviera que pasar tiempo inmovilizada
para poder recuperarse, fue así como la pintura –por la cual no había mostrado
tanto interés- se volvió en la salida de escape de su dolor. De ahí en adelante la pintura se volvería
parte fundamental de su existencia, pues a través de ella plasmaría su propia
vida llena de sufrimiento.
“… Lo único de bueno que tengo es que ya
voy empezando a acostumbrarme a sufrir…”
Un par de años después, gracias a sus allegados como la
fotógrafa Tina Modotti y el comunista
Julio Antonio Mella conoció al afamado pintor Diego Rivera, a quien le pidió
una opinión sincera sobre su obra; el muralista quedó encantado tanto con sus
cuadros como con ella.
El 21 de agosto de 1929 Diego y Frida contrajeron matrimonio
por primera vez y a partir de entonces comenzaron una relación apasionada y
amorosa, pero también amarga y con muchas infidelidades por parte de ambos. Sus
problemas maritales los llevaron al divorcio, pero unieron una vez más sus
vidas en 1939. A pesar de sus episodios
de odio y celos, la pareja lograba complementarse a la perfección.
“Aunque haya dicho “te quiero” a muchos
y haya tenido citas y besado a otros,
en el fondo sólo te he amado a ti…”
Por sus accidentes, Frida Kahlo quedó físicamente muy
afectada y nunca pudo tener hijos. Se embarazó por primera vez en 1930, pero
tuvo un aborto. Pidió opiniones de varios doctores, pero todos coincidieron en
que Frida jamás podría ser madre.
Gracias a la fama de Diego Rivera, la pareja terminó
viviendo de 1931 a 1934 en Estados Unidos, en las ciudades de Nueva York y
Detroit, país que Frida nunca llegó a amar y criticó duramente a través de sus
obras. En Detroit la artista sufrió otro aborto y mientras se recuperaba pintó
el autorretrato “Aborto en Detroit” y otra serie de obras, sobre las cuales
Rivera dijo:
“Frida empezó a trabajar en una serie de obras maestras sin
precedentes en la historia del arte, pinturas que exaltaban la cualidad
femenina de la verdad, la realidad, la crueldad y la pena. Nunca antes una
mujer había puesto semejante atormentada poesía sobre la tela como Frida en
esta época de Detroit”.
La obra de Frida no fue la único que llamó la atención de la
artista; también su estilo personal. Sus collares de pedrería, sus aretes
largos, los listones y las flores de su cabeza, así como sus rebozos, huipiles
y faldas largas inspiradas en las mujeres tehuanas de Oaxaca hacían que su
estilo fuera único y diferente. Lo que pocos sabían es que Frida había decidido
usar faldas y vestidos largos para disimular los problemas de su pierna. Sea
como sea, se volvió un ícono de moda y en octubre de 1937 fue retratada por la
fotógrafa estadounidense Toni Frissell para la revista Vogue.
"Sigo como siempre de loca; ya me acostumbré a este vestido del año del caldo, hasta algunas gringachas me imitan y quieren vestirse de "mexicanas", pero las pobres parecen nabos, y, la verdad, se ven de a tiro ferósticas".
Cuando volvieron a México, Frida empezó a involucrarse
sentimentalmente con otros
hombres y mujeres, muchas veces sólo para
ocasionarle celos a su esposo, quien la había engañado con muchas más mujeres e
inclsuo con su hermana Cristina Kahlo. Para finales de la década de los 30,
Kahlo se convertiría en amante del revolucionario y comunista ucraniano León
Trostky, a quien Diego y ella habían acogido en su casa cuando lo exiliaron.
En 1938 Frida expuso por primera vez en Nueva York y de ahí
en adelante empezaría a tener una importante proyección internacional. Mostró
sus obras en París y en otras ciudades de Europa y Estados Unidos. Un año más
tarde se divorció de Diego Rivera. Esos años fueron los más importantes de su
carrera y uno de los periodos más depresivos de su vida.
“Quise ahogar mis penas en licor,
pero las condenadas aprendieron a nadar”.
Para 1939 Diego y Frida decidieron casarse nuevamente, en
una unión donde compartirían su vida juntos, colaborarían artísticamente, pero
dejarían a un lado su vida sexual de pareja.
“Niño de mis ojos (Diego Rivera),
tú sabes lo que yo quisiera darte hoy, y toda la vida.
Si estuviera en mis manos ya lo tendrías.
Al menos puedo ofrecerte para estar contigo en todo… mi
corazón”.
Durante la década de los 40 la obra de Frida Kahlo tuvo
mucho éxito internacionalmente, aunque en su país no conoció tal fama. De
hecho, su primera exposición en México fue hasta 1953. Desafortunadamente, para
esos años la salud de Frida se encontraba más frágil que nunca e incluso le
tuvieron que amputar la pierna a causa de una gangrena, este episodio la sumergió
en una depresión profunda que la llevó a intentar el suicidio en múltiples
ocasiones. También fue en esta época donde más escribió en su diario poemas y
pensamientos llenos de dolor y sufrimiento.
“Pies, ¿para qué los quiero si tengo alas para volar?”
El 13 de julio de 1954 el dolor por fin dejó descansar a
Frida Kahlo y sus restos fueron velados en el Palacio de Bellas Artes de la
Ciudad de México. Las últimas palabras de su diario fueron:
"Espero alegre la salida y espero no volver jamás”.
"Creían que yo era surrealista, pero no lo era.
Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia realidad"